Una innovación que convierte el CO2 fermentativo en un activo para la viticultura

CO2 Winery transforma el CO2 fermentativo en una baza económica y ecológica para la viticultura. Gracias a una tecnología innovadora, los viticultores pueden utilizar este gas para reducir sus costes y su huella de carbono. Desde la producción de hielo seco hasta la optimización de los procesos de limpieza, descubra cómo esta solución está revolucionando la viticultura y allanando el camino hacia un futuro más sostenible.

¿Quiere saber cómo? Siga leyendo para saber más sobre esta innovación que podría transformar su forma de cultivar vino.

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Bodega de CO2: transformar el CO2 fermentativo en un activo económico y ecológico para la viticultura

En una época en la que la reducción de costes y la sostenibilidad medioambiental son preocupaciones clave para la industria vitivinícola, se está produciendo una nueva revolución tecnológica. Al recuperar el CO2 de la fermentación, agentes innovadores como CO2 Winery están mostrando el camino hacia una viticultura más autónoma y responsable.

" Nada se pierde, nada se crea, todo se transforma ", decía Lavoisier. Hoy en día, esta máxima cobra todo su sentido en las bodegas. Algunas bodegas, como Tutiac en Marcillac, han experimentado recientemente con un sistema de captación y transformación del CO2 fermentativo gracias a la oferta CO2 Winery. Se trata de una solución integrada, modular y adaptada a la diversidad de las explotaciones vitícolas.

Tecnología de captura y recuperación de CO2

El principio es tan ingenioso como sencillo: capturar el CO2 directamente en origen desde los tanques de fermentación, utilizando los procesos naturales de elaboración del vino. Una tubería conectada al tubo de remontado extrae el gas, que se envía a un equipo de análisis y purificación denominado CO2 Box. Mediante un sistema de glicol-agua, el CO2 se enfría y la humedad se condensa, garantizando una pureza de alrededor del 99 %, esencial para aplicaciones alimentarias y vinícolas.

En CO2 Winery, esta tecnología forma parte de un proceso completo que incluye la captación, el secado, la purificación, la compresión a 200 bares y el almacenamiento del gas. El objetivo es doble: dar a los viticultores la autonomía necesaria para cubrir sus necesidades -ya sea para inertizar las cubas durante la vendimia o para producir hielo seco- y contribuir a reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera.

Hielo seco, una solución versátil y económica

La producción de hielo seco, conocida en la Bodega de CO2 como "CO2 ICE", es una de las aplicaciones clave de esta tecnología. Al descomprimir y enfriar el CO2 purificado, éste se sublima para producir hielo seco en forma de pellets a -78 grados. Estos pellets de hielo seco tienen una amplia gama de usos: enfriar uvas o vino, inertizar cubas o crear una capa de CO2 en la superficie del vino para evitar su oxidación. Aunque hay pérdidas en el proceso de conversión (se necesita una media de 120 a 150 kg de CO2 para obtener 40 kg de pellets), el proceso sigue siendo económicamente atractivo, sobre todo si se tiene en cuenta que una bodega de 50.000 hectolitros puede recuperar hasta 6 toneladas de CO2 al día durante la vendimia.

Las demostraciones realizadas en varias bodegas han demostrado la eficacia de este proceso. En menos de unos minutos, una máquina de hielo seco llena una nevera con pellets listos para usar. Este equipo permite a los viticultores realizar importantes ahorros -reduciendo una factura anual de hasta 30.000 euros- al tiempo que optimizan su producción y se convierten en autosuficientes. 

Incorporación al agua de aclarado: otra solución para recuperar CO2

La innovación no se detiene en la producción de hielo seco. CO2 Winery también está explorando otras aplicaciones para el CO2 fermentativo, como inyectarlo en el agua de enjuague. Al acidificar esta agua y bajar su pH, es posible reducir a la mitad los tiempos de aclarado tras las operaciones de descalcificación, reduciendo así drásticamente el consumo de agua. Este enfoque forma parte de una economía circular en la que un subproducto de la vinificación se transforma en un recurso valioso para optimizar los procesos de limpieza.

Las pruebas realizadas en lugares prestigiosos -como Château Figeac, en Saint Emilion- han confirmado las ventajas de este método, con instalaciones compactas y móviles adaptadas a diferentes cubas de fermentación. La adaptabilidad de estas soluciones es una gran ventaja para un sector que se enfrenta tanto a la presión de los costes como a los retos medioambientales.

Una inversión rentable y ampliable

Como señala el artículo escrito por Vitisphère, si bien la puesta en marcha de un sistema de este tipo representa una inversión importante -con propuestas iniciales que rondan los 70.000 euros-, CO2 Winery ha sabido replantear su oferta proponiendo fórmulas modulares, como un régimen de alquiler de siete años, para reducir los costes de compra y adaptarse a las necesidades y usos de los clientes. Este enfoque permite a las bodegas, grandes o pequeñas, beneficiarse de una solución llave en mano, escalable y perfectamente integrada en su infraestructura existente.

Hacia una nueva era para la viticultura

Al transformar el CO2 fermentativo en una auténtica palanca económica y ecológica, CO2 Winery encarna el futuro de la viticultura sostenible. Además del ahorro económico, la recuperación del CO2 se inscribe en un enfoque respetuoso con el medio ambiente que limita las emisiones de gases de efecto invernadero, optimiza el uso de los recursos y garantiza la seguridad de los trabajadores de la bodega.

Esta noticia se inspira en el artículo "Reciclaje: cuando el CO2 fermentado se convierte en hielo seco", escrito por Amélie Bimont, publicado por Vitisphère, el 21/10/2024. Para más información, pulse aquí: https://www.vitisphere.com/actualite/ news/

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